jueves, 16 de mayo de 2013

Para alguien que ya no está.

aquí, donde no estás.
donde dejaste tu espacio,
firme y preciso,
como una astilla en la carne,
aquí, dueles.

y ardes,
en cada paso,
porque no estás.

y no vas a volver.
porque ya no existes,
en este universo,
ni en ningún otro,
donde habite yo.

no somos,
te he dejado a morir,
y has muerto de tiempo,
que quizá sea la muerte
más lenta y absurda.


lunes, 6 de agosto de 2012

Para alguien que se fue por gusto.

Voy a romper el silencio.
Voy a quebrar en mil pedazos
la distancia etérea que se instaló
entre nosotros,
obscura y abismal
como un hoyo en la tierra.

Porque no quiero perderte.

Mas, si te quieres ir, vete.
Vete ahora y no vuelvas nunca.
Pero no, no te vayas.

Quédate.
Ven, siéntate aquí a mi lado,
que quiero contemplarte.
Tratar de comprender
tus silecios sepulcrales.
Verte más allá de tus miedos.

Quédate.
Y dime cómo es la muerte.
Cuéntame,
¿Cómo se siente no sentir nada en absoluto?





martes, 1 de mayo de 2012


Nunca pensé que te iba a extrañar tanto
No a ti, no después de tanto daño.
Pero me ha dado por recordar.

Me acuerdo de tus manos
jugando con las mías
y a ti muriendo de miedo
de decirme que me querías.
Recuerdo que ese día
hacía mucho frío y
me prestaste tu abrigo,
también que había alguien
tocando la guitarra junto a nosotros
y tú me dijiste ‘mira, te traje música’,
yo nada más me reí.

Casi puedo volver a sentir 
esas ganas inmensas 
que tenía de besarte 
por primera vez.
Y tu afán por esperar 
para no arruinar el momento.

Me enseñaste a volar, 
y aprendí a besar a tu modo.
Solía sonreír sin razón
y nadie lo entendía,
porque nadie sabía;
era nuestro secreto.

Y teníamos tantos lugares
que eran nuestros, tantas 
canciones, tantos momentos, 
caricias, tantas miradas.

Algunas veces me haces falta,
cuando me da por extrañar 
tu voz de madrugada, 
tu colonia en la mañana, 
tu cuerpo fuerte y bien hecho.

Y aunque ha pasado casi un año 
todavía dueles.





domingo, 29 de abril de 2012

Tenía muchas ganas de ti.
De este amor inesperado,
de que fueras tú
el que me arrancara
a los otros del alma.

Tenía ganas, de que no
hiceras preguntas,
y no me dieras razones.
De ver mi vida corriendo
entre tus dedos tibios.

De sentir que estabas
ahí, y yo a tu lado.
Aún sin estarlo.
Tenía ganas de quererte,
tocar tu piel y sentirte mío.

Tenía muchas ganas
de volverte loco,
y de que este romance efímero
valiera al menos
un poco la pena.

Tenía ganas de saborear
esta mezcla extraña de
pasión, prisa y desamor.
De muchas cosas,
tenía ganas.

jueves, 19 de abril de 2012

Yo no soy ella

Ella, la que besas
cuando besas
mis labios con los tuyos.
La que tocas cuando
rozas mi cintura.

Y no soy ella porque
cuanto más me haces tuya
más lejos estás de ser mío.
Y es ella, y soy yo y eres tú
caprichos, míos y tuyos
soledades, ausencias, vacíos
somos remanentes
tuyos y de ella.

Y yo no soy ella,
porque soy carne, y soy fuego
y no recuerdos
porque no soy sombras,
porque no soy tus ojos
huecos y hundidos
que la ven cuando me miran
ni tu piel que arde
ni tus caricias muertas
tampoco el deseo viejo y egoísta

Y no soy ella
porque no soy tu cansancio
aletargado y frío
no soy tu agonía ni tu quietud
no soy tu alegría ni tu tormento
ni tu ansiedad ni tu gozo
y no soy nada, y soy todo
menos ella.



martes, 17 de abril de 2012

Hasta hace unos días, no pensaba en ti.
Había olvidado tu nombre, tu sonrisa,
tu manera de andar
había olvidado el timbre de tu voz,
el sabor de tus labios, tu ausencia.

No quería volver a verte
y te vi, y me viste
y nos pertenecimos de nuevo
como si el aroma de tu cuerpo
volviera a ser mío, y sólo mío.
como si nuestros ojos
no se hubieran empañado
de distancia y amargura y soledad

A lo lejos nos sentimos
y sentimos nuestras propias huellas
ardientes, como heridas expuestas.
Nos vimos, nos sonreímos
como sólo  los locos se sonríen,
los locos que se aman y se olvidan.





Somos amantes sin amor.
Rescoldos, cenizas
de tiempos mejores, de amores mejores
Y estamos, siempre sin estar,
besando sin besar,
amando sin amar
Porque no sabemos, ni queremos saber
porque somos flores con los tallos marchitos,
con las hojas muertas
pero anhelantes,
siempre anhelantes de rocío.